Una vez, hace años, estuve de visita en Suecia. Cuando volvíamos a casa, sobre las tres de la madrugada después de una fiesta, sin ser de noche no era de día aún. Una luz extraña cubría los prados húmedos junto a la carretera. Me explicaron que la creencia popular decía que los jirones de niebla que veíamos eran las hadas que correteaban sobre la hierba. La imagen era tan fantástica que, a pesar de no creer en seres irreales, me daba por pensar que ellas quizás sí existían. Me gustaba pensar que así era. Hoy lo he recordado.
7 comentarios:
Qué fotografía tan preciosa, me la guardo 8-)
Bonita foto y, más bonita aún, la fábula de las hadas...
Yo siempre que veo un árbol solitario en un prado, me acuerdo de la creencia popular que vi en un reportaje sobre irlanda, que dice que esos árboles que crecen solos en medio de grandes extensiones sin ningún otro, son los árboles de las hadas, y éstas castigan a quien ose dañarlos.
Jejeje, lo he recordado gracias a tí, por contarnos esta nueva, que añadiré a mis momentos especiales, ejejjeej
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saludos a todos y pasaros por mi blog, ya me diréis...
yo de mayor quiero creer en hadas y duendes decia de pequeña.... aun lo repito de vez en cuando
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Me gusta mucho este tipo de literatura, aunque la tengo un poco suspendida no sé por qué motivo, quizás este magnífico blog sea un reencuentro con estas tierras fantásticas. Saludos!
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