¿Alguno de ustedes tendría la amabilidad de explicarme cómo demonios sacudir una mopa por la ventana sin comerse las borretas?
Gracias.
Me levanto, me ducho, desayuno, salgo a las 7:20 hacia la parada del autobús. No
me paro a pensar hasta que me llega ese viento frío que me hace despertar y
abrocharme el abrigo. Quisiera levantar la cabeza mirar el cielo y gritar
“buenos días”, pero aún es de noche y no tengo energía.
¡Qué narices!
“¡Buenos días!”.
El portero me mira sin hacer, por pura pereza, ni un gesto
de asombro.
Alguien gruñe y veo mi autobús pasar. Mañana no repito.